Me llamo Antonio y desde peque he sido un friqui de los idiomas, los viajes y los libros. Me formé como traductor para luego decidir hacerme profe de español en línea, actividad a la que llevo dedicándome desde hace ya dos añitos. Paralelamente, enseño aspectos de la lengua y cultura española en mi canal de Youtube Spanish with Antonio https://www.youtube.com/c/SpanishWithAntonio y el podcast Andalusian Spanish to Go https://anchor.fm/andalusianspanishtogo, donde muestro la variedad lingüística del español de mi querida Andalucía. También puedes encontrarme en www.spanishwithantonio.com
Es indudable que cada vez somos más los profesionales que hacemos del mundo digital el lienzo en el que dar forma y visibilidad a nuestros proyectos. Las plataformas digitales (y muy especialmente las redes sociales) nos han permitido a muchos de nosotros desarrollarnos profesionalmente tomando una vía que se sale de lo común. Apostaría un brazo a que a todos nos han hecho el típico comentario de «¿y de eso se vive?» o «¿pero eso es un trabajo?». Ante esta incomprensión (que, personalmente, achaco a lo poco familiarizados que estamos aún con estas nuevas profesiones) y debido a lo novedoso de nuestra actividad, una iniciativa como la de AEDE resulta más que necesaria.
Aunque muy bonito y enriquecedor, el trabajo del educador digital puede resultar solitario y, sobre todo, carece (o, mejor dicho, carecía) hasta ahora de una hoja de ruta que seguir, una brújula que apunte a ese Norte que todos buscamos. El proyecto de AEDE nos brinda la oportunidad de desvirtualizar y afianzar una comunidad a la que pertenecer y en la que apoyarnos y nutrirnos los unos de los otros. Qué bonito poder compartir nuestras ideas, nuestra experiencia y nuestros traspiés con compañeros que, en muchas ocasiones, admiramos y nos sirven de inspiración. Y qué emocionante y motivador saber que se valora tu trabajo y que incluso se pretende darle reconocimiento. Enhorabuena a las creadoras de la asociación por la idea y gracias por darnos una visibilidad y amparo real.
Estar presente en la red era algo intrínseco al proyecto que pretendía crear. Quería enseñar español y mostrar aspectos y curiosidades culturales sobre mi país, de modo que, desde el inicio, tenía claro que Youtube era la plataforma que más me convenía. Paralelamente, creé perfiles en Instagram y en Twitter, pues el objetivo era (y es, claro) hacer llegar mi contenido al máximo número de personas.
Pero, por otro lado, también hay una motivación empresarial y financiera. Mi presencia en estas plataformas también me servía (y sirve a día de hoy) de escaparate en el que anunciarme como profesor de español en línea y posteriormente, con el desarrollo del negocio, para publicitar mis productos o proponer formas de crowfunding (el término español micromecenazgo, el pobretico mío, no ha llegado a ningún lado). Y, hablando en plata, esta motivación no es nada desdeñable, porque, al contrario de lo que se cree, los creadores de contenido no vivimos del aire. Ya nos gustaría, ¿verdad?
Pues, a ver, dejadme pensárlo… Yes. Todos pecamos en esto de las redes sociales. Y es que se puede sacar mucho provecho de las redes y plataformas digitales. Hace ya años que utilizo plataformas como Youtube y aplicaciones varias de podcasts como recurso principal a la hora de informarme de algo y, sobre todo, de aprender. Desde podcasts de psicología o crecimiento personal hasta vlogs de Youtube en diferentes idiomas. La oferta es infinita; y las oportunidades de aprender también.
Además, consumo todo este contenido de forma diaria. La gran paleta de contenidos te permite encontrar el que te funcione mejor y, en mi caso, escucho diariamente episodios de podcasts mientras cocino o veo un vídeo sobre un tema en particular a la hora de comer. Una sustitución en toda regla de la televisión tradicional que, a mi parecer, te llega a portar mucho más.
Para mí, tantos las ventajas como las desventajas vienen del componente de emprendimiento que, en la mayoría de los casos, conlleva el desarrollar un trabajo en línea. La flexibilidad en los horarios, el ser tu propio jefe, poder permitirte crear lo que te motive y moldear el proyecto a tu antojo son, sin duda, las mayores ventajas. Además de la retroalimentación (a ver si esta la puedo colar, que esto del feedback ya está muy manido) de tus seguidores, que, sin duda, es seguramente uno de los aspectos más bonitos de mi trabajo.
Pero, como en todo, no es oro todo lo que reluce. Emprender implica definir una idea, para luego poder materializarla y, con suerte, sacarle rentabilidad. Y esto requiere mucha dedicación, constancia y, para qué engañarnos, tardes, sábados y domingos pringando. Un proyecto en línea requiere mucho más trabajo del que pudiera parecer. Es fácil dejarte absorber, porque, además, la oficina suele ser tu casa, lo cual desdibuja las jornadas de trabajo, invita a la procrastinación y, todo sea dicho, suele ser muy solitario. El flexo y la cómoda del salón o de la habitación no son muy parlanchines…
En mi experiencia y caso, no. De hecho, a día de hoy, todo el contenido que creo es más bien «por amor al arte», pues solo un porcentaje muy pequeño de mis ingresos procede directamente de la creación de contenidos. Algo distinto es usar ese contenido a modo de gancho para atraer a clientes potenciales (en mi caso, estudiantes o miembros del Patreon).
Sin embargo, ese ha sido el objetivo perseguido desde que ideé el proyecto. Me apasiona comunicar y servir de transmisor de aquello que me interesa, ya sea mediante vídeos, podcasts o historias de Instagram. Por eso, me encantaría que el groso de facturación proviniese del contenido que tanto disfruto creando, si bien sé que nunca abandonaría por completo la enseñanza, pues es algo que me nutre enormemente.
Esto de emprender también es aprender y evolucionar, así que el mayor proyecto que tengo entre manos es mejorar lo que ya está empezado. En estos momentos, estoy centrándome en rentabilizar al máximo el tiempo de trabajo, para lo que quiero crear y organizar clases de español grupales en línea y, así, poder dedicarle más tiempo a la creación de contenidos. Y no hablo de cantidad, sino de seguir formándome y aprendiendo de edición, de marketing, de redes sociales, de didáctica, etc., y, así, poder ofrecer un contenido cada vez más cuidado y de valor.
Asimismo, me gustaría crear una mayor comunidad en Patreon con la que establecer un contacto más cercano y que me ayude a seguir creando más contenido (quizá este más personal). Y, por otra parte, tengo pensado comenzar a hacer más colaboraciones con colegas del sector que puedan hacer la experiencia el doble de interesante para los seguidores y mucho más enriquecedora para mí.
Aviso importante: lo mismo me pongo un poco cursilón. Más que una anécdota, es toda una serie de pequeños momentos que no hubieran sido posibles si no me dedicara a este trabajo en línea. En estos dos años que llevo dedicándome a esto, no ha dejado de hacerme ilusión recibir cada uno de los mensajes, comentarios y detalles bonitos que han tenido para conmigo y mi trabajo seguidores, compañeros y estudiantes. Desde un audio inesperado en el que alguien que está aprendiendo español te cuenta cuánto aprende con tus vídeos pasando por una historia que publica alguien con tu podcast de fondo mientras va al trabajo o unas bromas telemáticas con otro creador digital, para retamar con cafés, vinitos e incluso comidas compartidas con personas que comenzaron como seguidores, pasaron a estudiantes y terminaron convirtiéndose en amigos. Son pequeños momentos que siempre me sacarán una sonrisa al recordarlos y que hacen que dedicarme a esto merezca la pena.